Los números de 2012

•31 diciembre, 2012 • Deja un comentario

Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2012 de este blog.

Aquí hay un extracto:

600 personas llegaron a la cima del monte Everest in 2012. Este blog tiene 2.400 visitas en 2012. Si cada persona que ha llegado a la cima del monte Everest visitara este blog, se habría tardado 4 años en obtener esas visitas.

Haz click para ver el reporte completo.

Escribiendo el destino !

•3 diciembre, 2012 • 2 comentarios

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‘El destino suele estar a la vuelta de la esquina. Como si fuese un chorizo, una furcia o un vendedor de lotería: sus tres encarnaciones más socorridas. Pero lo que no hace es visitas a domicilio. Hay que ir a por él’. (Fragmento de “La Sombra del Viento”, por Carlos Ruíz Zafón).

Releyendo ésta, una de mis novelas favoritas, tomé por fin la determinación de vaciar aquí una inquietud intermitente que me acosa desde hace meses: Estamos predestinados o no?. Y, luego, quién escribe nuestro destino?.

El planteamiento surge a raíz de dos asunciones; dado que por un lado somos responsables de nuestra propia vida, de las decisiones que tomemos, de las consecuencias que se susciten de esas decisiones y además, tenemos libre albedrío. Pero, por otra parte, el destino viene a derrumbar esa teoría, como una torre de naipes. Si ya todo fue decidido, incluso antes de nacer, si ya las experiencias, el aprendizaje y todo lo que vinimos a hacer en este plano fue previamente planeado, firmado y consolidado por ‘alguien o algo’ más, de qué sirve crearse prerrogativas?.

Es como estar jugando poker, sabiendo que el rival tiene cinco ases y un rey !…

Joan Manuel Serrat interpreta ‘Cantares’. Allí, el cantante dice con voz afinada y solemne: “Caminante no hay camino. Se hace camino al andar”. He allí un argumento de réplica que manda de inmediato al destino a la porra.

Pero, lo más contundente y, si se quiere, misterioso y místico de este asunto sería quién escribe ese destino?, quién decide por nosotros?, quién lo sabe todo?. Sería la misma entidad que ha hablado por milenios de la reencarnación y del karma?. Será posible que las personas nos pasemos un centenar de vidas conociendo, amando y sufriendo por los mismos congéneres, porque así lo dicta el destino?.

Seamos honestos, hay seres humanos que desearíamos tener para siempre a la vista, al alcance de un abrazo bien apretado; pero así mismo, hay otro lote al que nos gustaría no haber conocido jamás. Olvidar su paso por nuestro sendero, recoger las lágrimas que nos han robado y erradicarlos de nuestra memoria, para aminorar la frecuencia de pesadillas bañadas en sudor frío. Y, entonces?. Según el destino me la tengo que calar?.

Seguramente, los que se ganan la vida leyendo el futuro estarán un poco molestos con estas reflexiones. Pero, lo cierto es que yo me revelo contra la asunción de que el destino mueve los resultados de mi vida y que no hay nada que pueda hacer para cambiar las cosas. Y las casualidades, entonces?…Esas serían las cicatrices del destino.

Quiero apropiar mi destino !. Yo digo que lo que haga, piense o sienta hoy, será el momento de mi presente y que mañana será otro día, mejor.

Aún así, no lo puedo negar, hay cosas inexplicables. Situaciones tan bizarras e indescifrables que no hay cabida para un análisis concienzudo de éstas. La revelación de algunos sueños, las visiones paranormales, los vaticinios, las apariciones y hasta los milagros. Tantas cosas se han anunciado, otras tantas se han presenciado y muchas más se han verificado. Será posible que no seamos más que como dice ese cliché?, que los hilos que sostienen los hechos de nuestra vida sean movidos desde otra dimensión, cual marionetas sin voluntad propia?.

Me gustaría proponer, entonces, un trato. Qué tal si consideramos la idea de conservar nuestro libre albedrío sobre el destino?. Si! Que podamos decidir ir por la derecha, aunque estuviésemos predestinados a ir por la izquierda. Y, que en cualquier caso, siguiéramos las reglas establecidas, pero a nuestro ritmo, a nuestra manera. Manteniendo firme un sólo pensamiento como propósito: Que tú, yo, nosotros y ellos, hemos venido todos a ser feliz en esta vida.

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El espacio

•6 May, 2012 • Deja un comentario

Los elevadores parecen haber sido concebidos con la determinada intención de que las personas socialicen. Aquellos cajones estrechos, cuya capacidad casi nunca se equipara con la cantidad de personas que necesitan subirse en él, constan, casi siempre, de cuatro esquinas, que se convierten en los objetivos de posición de los más tímidos, pueden observar al resto, mientras escapan, en lo posible, del escrutinio. Los osados, se paran en medio y de cara a la compuerta, justo debajo del ventilador, que por lo general es lo único que rompe el silencio incómodo dentro de aquel mini salón social improvisado. Luego, los hay también semicirculares, que obligan a todo el mundo a verse las caras, a menos que tengan vistas panorámicas. En la mayoría de los casos, cuentan con dos dispositivos de rápido efecto social, el tablero de botones y un espejo. El primero, aunque definitivamente vital, permite que la relación entre dos seres humanos se defina entre afable e inefable de inmediato; si uno pregunta ‘Para qué piso va?’, y el otro contesta en tono gentil, hay un ligero intercambio de sonrisas tímidas y agradecimientos. Si por el contrario, ante la consabida pregunta, el interlocutor hace caso omiso y oprime el botón por sí mismo, la tensión se siembra en el estrecho cuarto móvil. Nadie entra a acicalarse en un elevador, y sin embargo; allí están los espejos. Si va muy lleno y uno intenta mirar hacia la superficie pulida, he allí que se encuentran varias caras con el mismo dilema ‘Para dónde veo?’.y el contacto visual es inevitable. Los elevadores crean un conflicto interno entre lo que siempre nos han enseñado: ‘No se debe curiosear a la gente con descaro’ y lo que nos vemos obligados a hacer: Entablar contacto con desconocidos y verlos no sólo con descaro; sino también muy de cerca.

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Contrastes…Espejos de dos caras.

•8 abril, 2012 • 4 comentarios

Hace poco, cuando dejaba a mis hijos en la escuela, coincidí con una de las tantas mamás que saludo a menudo en las frías mañanas belgas. La mujer en cuestión es una férrea defensora de los derechos de los animales, ha participado en varias ‘ONGs’, es vegetariana y dirige algunas asociaciones sin fines de lucro en pro de mejoras de condiciones y trato para las mascotas:

-«Yo soy una persona comprensiva y tolerante»- me decía- «pero el hecho de que en algunos países de Asia se coman a los perros en  ciertas fiestas tradicionales, me tiene asqueada!. Qué cosa tan repugnante!».

Su aseveración tan febril me puso de frente a la contemplación inequívoca del mundo de las contradicciones. Tal parece que nuestro viaje turístico en este plano se basa primordialmente en fijar el punto medio de todo. Una posición en la que nos sintamos bien sin herir las susceptibilidades de nadie. Será posible?. Quizás sólo podamos volvernos a decir que nada es perfecto, especialmente los seres humanos. De esta forma, nos hallamos ante algunas encrucijadas…muchas, de hecho.

No pasa desapercibida la persona obesa que busca asiento dentro de un bus; pero aquel que luce flacucho y demacrado pareciera consumido por sus problemas. El agua fría puede resultar aterrorizante para algunos, sobre todo a las seis de la mañana; pero el agua caliente supone generar  piel flácida.

El chocolate activa enzimas en el sistema nervioso central que producen bienestar y alegría; el mismo dulce induciría migrañas. Treintañera con cifra de treinta amantes en su ficha de actividad sexual: ‘Qué resbalosa!’. Treintañera vírgen: ‘Qué patética!’.

Son inolvidables aquellas duras madrugadas cuando había que amamantar al bebé cada tres horas. Y a quién no se le derrite el corazón al sostener a un recién nacido en brazos?. El gélido frío invernal, deprime; el vapor húmedo de un enervante verano, desespera. Cuánta delicia meterse dentro de una tina con agua tibia y aceites esenciales!. Hay países enteros donde la gente se muere de sed.

Primero, la ardua búsqueda de un empleo que ocupe nuestro tiempo de ocio y procure un buen sueldo. Después, un cansancio crónico a causa del exigente empleo, que además ni siquiera paga un sueldo suficiente para salir de vacaciones.

Viajar es fascinante y reparador; aunque siempre se acabe extrañando el espacio propio, los aromas del hogar y los tesoros personales.

Si la piel es muy blanca se corre mayor riesgo de contraer cáncer de piel. Si la piel es muy oscura, se incrementa el factor de riesgo de hipertensión arterial. La frecuencia sexual de la pareja es muy baja ( ‘qué fastidio!’); la frecuencia sexual de la pareja es muy alta (‘qué fastidio!’)…(?!!)

Vemos películas de comedia para llorar de risa y películas de romance para reír entre lágrimas. Así, en una de las magistrales direcciones de Pedro Almodóvar, aprendí la siguiente cita: » El éxito no tiene olor ni sabor. De modo que cuando te acostumbras a él, ya no te interesa. Ni te enteras que existe». Y sin embargo, cuándo abandonamos esta persecución?.

Y, luego,  está el asunto religioso. ‘Soy mejor porque soy cristiano’. ‘Soy mejor porque soy musulmán’. ‘Soy mucho mejor porque soy católico’. ‘Soy sublime porque soy judío’…O sería más bien: Yo soy lo mejor, porque soy yo mismo?.

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Mi Mundo Perfecto

•20 marzo, 2012 • 4 comentarios

Con el inicio de la primavera y la explosión cromática de flores, arbustos y árboles, llegan en forma inevitable hasta mí efluvios de ensoñación de un mundo ideal, o lo que es lo mismo; perfecto. Es decir, una visualización fantasiosa de lo real.

Es verdad que hoy en día se estila ser lo más pragmático, práctico y realista posible; pero, por qué no soñar un poco?. Voy a permitirme un escape a través de unas líneas!. A quién podría lastimar?. De una vez, les invito a hacer el mismo ejercicio, sólo diez minutos de evasión…luego, quizás seamos aún más fuertes.

Mi mundo ideal es el planeta de todos. No hay países, ni fronteras, ni visas; porque todos somos habitantes de todas partes. Hay comunidades, vecinos y ciudades, sí. Y las personas irían libremente entre unas y otras; pero no se mudarían, porque vivirían en plenitud en los lugares en que nacieron y ademas no necesitarían hacerlo.

Existirían trenes de cientos de metros de largo para trasladarse entre comunidades, el vehículo de primer uso serían las bicicletas y habría muchos puentes.

Habría un gobierno mundial, un presidente y cientos de primeros ministros, elegidos todos por las personas de todas partes. Tendríamos un lunar en el antebrazo y, en tiempos de elecciones, tocaríamos ese lunar con el dedo índice, visualizando al candidato de nuestro gusto, quien se levantaría de su cama un día sabiendo que es el presidente del planeta. Los tramposos, corruptos, pedófilos y degenerados nacerían con un marca visible y así todos podríamos distinguirlos.

Nadie se enfermaría gravemente ni moriría antes de los dieciocho años. Los infantes nacerían inmunizados contra la muerte natural, provocada o accidental y aprenderían todo jugando. Los árboles emitirían ondas sonoras y escucharíamos un fondo musical siempre diluído en el aire. Habría estaciones; pero el sol no se ausentaría durante el día. La lluvia sería agua potable. Los polos estarían sólidamente congelados y no habría especies en peligro de extinción.

Las profesiones mejor pagadas serían las de los educadores e instructores, los policías y los investigadores científicos. Los agricultores serían personas apreciadas y respetadas y los salarios más bajos estarían destinados a los médicos, porque ellos realmente trabajarían por vocación y amor a sus congéneres. Vegetarianos serían mayoría sobre carnívoros y todo individuo hablaría al menos cuatro idiomas.

En mi mundo perfecto, las almas gemelas se encontrarían y permanecerían unidas hasta la muerte. Los divorcios serían amistosos. Todos escucharíamos más y hablaríamos menos. No existirían el insomnio, las armas, ni las bombas nucleares. Habría distintas religiones; pero no extremistas fanáticos.

Un lugar mágico que nos recordaría a menudo nuestra niñez, en el que la fantasía, imaginación y admiración nos llevara a creer que todo es posible. Un planeta lleno de confianza, respeto por la diversidad, esfuerzo individual y colectivo y conciencia del bien común…Qué añadirías tú?

Cito a Sylvia Gasparini: “Reconocer todo lo que vive dentro de nosotros es darnos cuenta que nos parecemos unos a otros mucho más de lo que creemos”.

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Muerte emocional.

•14 febrero, 2012 • 9 comentarios

*Ausencia emocional

*Daño emocional

*Muerte emocional

Es difícil describir o adentrarse en cada una de estas asunciones. Todas son ciertas…todas, un misterio. La mente y conducta humana son demasiado complejas para siquiera jugar con la arrogancia de querer encasillarlas. Que cada quien sitúe sus emociones según su propia percepción.

Los sentimientos, por lo general, no sufren cambios tan radicales como las emociones. He aquí una cita de Friedrich Nietzsche, que pone de manifiesto como dos sentimientos resultan ser la misma cosa, pero yuxtapuesta: “El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro”. Esto quizás viene a aseverar que se puede amar y odiar a una misma persona y, que al fin y al cabo, es el mismo sentimiento.

Pero, emocionalmente hablando, uno no opera igual en su interior cuando, habiendo sentido amor por un ser humano; nos encontramos ante la encrucijada de tener que expulsarlo de nuestra vida porque defraudó o destrozó la confianza que le teníamos. Y no se trata necesariamente de acciones o frases dichas. En algunos casos, la pasividad sórdida, la despectiva indiferencia, la escandalosa grosería del silencio, son factores que maltratan el estado de nuestros sentimientos y, por ende, espantan, dañan o asesinan nuestras emociones.

En lo personal, me gusta creer en la muerte emocional. La muerte es un tabú. Por cada tres personas que conozco,a dos les cuesta hablar del tema. La muerte intimida, cohíbe y atemoriza. Cada quien maneja su propia estrategia para lidiar con algo que rodea nuestra existencia desde el mismo instante en que llegamos al mundo. Todos tenemos una visión de la muerte, hemos buscado respuestas, porque nadie regresa del más allá a contarnos cómo es. El misterio inexorable más grande de este mundo!.

A mí me resulta pensar en la muerte como un cambio. Una transición entre dos momentos. Una nueva oportunidad. El acabose rotundo y radical de un todo y el fresco reinicio de algo íntegro, a partir de la nada, sin más registros que la conciencia de nuestra experiencia de vida. Incluso creo que ‘la muerte emocional’ es el único tipo de muerte para el que es factible la resurrección, porque no regresamos como zombis, ni como santos; ni mucho menos como ánimas en pena: Retornamos fortalecidos!. Más grandes!. Cada vez que volvemos a nacer, después de un deceso emocional, somos más resistentes.

No obstante, se podría optar por ser un ausente emocional. Esto debe ser como vivir en ‘piloto automático’, vacío de espíritu. O también; declararse ‘dañado emocional’, que sería como decidir voluntariamente ser un discapacitado de emociones. Pensemos, entonces, en la morbilidad y renacimiento de nuestras emociones. En el fortalecimiento del amor propio, como recompensa de cada episodio!.

Lo que debemos procurar es no perder jamás esa ternura de sorprendernos por las cosas del mundo, la emoción viva de descubrir lo nuevo, la dicha de aprender en todo momento de las cosas simples. Que ninguna traición del sendero enrevesado de la vida te quite eso, valiente….

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Amor de lejos….

•19 enero, 2012 • 6 comentarios

Comencé este nuevo año preguntándome quién sería el que completó esta frase con el peyorativo ‘amor de pendejos’?.
A través de esta asombrosa distancia en que me encuentro de mis seres queridos, amigos y raíces; los quiero más hoy en día, que cuando los tenía justo a la vuelta de la esquina. Siento sus esencias, los momentos compartidos y los intercambios con ellos con mayor intensidad…a flor de piel.
Sí, ya sé que existen diversos tipos de amor. Por traer algunos al tapete, mencionaré al amor filial, el amor erótico, el platino y, por supuesto, el amor ágape. Pero, por qué el cuestionamiento viene cuando se trata de los sentimientos de pareja?.
Qué clase de amor sería este que, sin más ni menos, se ve acosado por tan banal percepción?.
Ciertamente, una pareja disfruta mejor la aventura de vivir su amor cuando comparten momentos sublimes, cuando uno está junto al otro en instantes irrepetibles e inolvidables. Y claro que es gratificante ir por la calle asidos de manos, cocinar una nueva receta juntos y contarse los pormenores del día a día. Pero, sabido es que la convivencia puede convertirse también en un cuchillo de dos filos y que la rutina es como el reto titánico con que muchos batallan por el resto de sus vidas.
Así, tendríamos que admitir, aunque no lo digamos, que el amor ‘de cerca’ también podría hacernos unos pendejos de alta talla. Y de qué se trata, entonces?. En algunos casos, estaría de acuerdo con la siguiente cita: “La distancia viene a demostrar que el amor es lo suficientemente grande como para amar con el corazón…no con los ojos”.
Y es que el corazón no lo tenemos lejos nunca. Él está muy cerca y todo lo que guardemos allí, sigue a nuestro lado a donde quiera que vayamos.
Jamás me olvido del amor leal de Florentino Ariza por Fermina Daza en “El amor en los tiempos del cólera”, del ilustre escritor Gabriel García Márquez. Un amor inmortal, obstinado e imperecedero, que superó epidemias, tiempo y distancia. Luego, esto viene a ser ficción y la gente se contenta con tornarse más y más práctica en esta era moderna.
Pero, resulta que en este siglo sería incluso mucho más fácil alimentar un amor en la distancia!. Ahora existe internet con sus múltiples alternativas ‘sociales’, teléfonos llamados ‘inteligentes’ , que te dicen con antelación cuándo habrá una tormenta eléctrica y toda una parafernalia virtual que se burla de las fronteras, los océanos y las diferencias horarias. Aún así, somos las personas quienes creamos interferencias. En la actualidad tememos más, confiamos menos y evitamos el contacto visual.
La llama del amor se aviva de esperanzas. Pero, muchos están sólo buscando justificarse en este mundo, aferrándose a lo tangible, lo concreto y, sobre todo, lo seguro. La gente quiere saber qué pasará mañana, subestiman las pequeñas cosas sencillas y el presente se les va muy rápido. Se olvidan de vivir.
Yo, tengo padres, abuelos, hermanos, amistades, vecinos y conocidos a quienes quiero, aprecio y estimo el triple, ahora que no los veo a diario. Ahora, que vivimos en tiempos distintos, he disfrutado igual tres minutos a su lado que viéndolos en una foto. Mi abuelo fue cantante en su juventud; pero hoy me canta más que nunca, más hondo y profundo que antes.
Eso me habla de amor de lejos. Me dice que aunque todo cambie, porque de constantes cambios se trata el proceso de vivir, no cambia así mi amor, por más lejos que me encuentre.

El que quiere hacer presencia en la vida del otro, aparece. Se deja sentir. De igual modo, he tenido personas queridas, a tres calles de distancia, y sacudida de estupor me he percatado de que no correspondían a mis sentimientos en igual proporción. En la cercanía he saboreado el desamor.
La distancia es más bien útil para saber quienes nos aman. Y si quien lee estas reflexiones en este momento, tiene algún amor lejos, espero que no se amilane. Si piensa que puede guardar esperanzas y esperar al sol, para calentar en algún momento mágico ese sentimiento junto al ser amado, no se detenga!.
Ese amor libre e independiente no se funda en la noción de necesidad, ni se alimenta por deseo de recompensa alguno. Ese amor sólo supera obstáculos y se hace sublime con la idea de que muy pronto será consumado.
Aquí, el único ‘pendejo’ es el que no sueña, ni dormido…ni despierto.

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Ser ‘feliz’ o ser ‘No feliz’. He allí el dilema.

•27 octubre, 2011 • 4 comentarios

La felicidad, la inteligencia emocional y el  pensamiento positivo están de moda. Sentirse agobiado o desilusionado puede llegar a ser visto en la actualidad como algo fuera de lugar, casi patético. ‘Prohibido estar triste!’.

Está claro que todos deseamos ser felices…ó es más bien, ‘sentirnos’ felices?. He aquí un ejemplo interesante de la muy discutida conjugación de este verbo: Ser y Estar. Empleamos ‘Ser’ cuando significa existir ó cuando el sujeto es impersonal delante de un sustantivo, un adjetivo, un pronombre o un adverbio. Usamos ‘Estar’ cuando el tiempo es intransitivo, es decir, significa situarse o estar presente en un lugar.

Esto genera el primer dilema: ‘Soy feliz’, porque existo y porque no puede ser de otra manera?; ó es que ‘Estoy feliz’ en este momento, en este lugar, en esta fracción de mi existencia?. Alguien me dijo una vez que no podíamos concienciar ‘sentirnos’ felices de vez en cuando, porque sería algo similar a encender y apagar el interruptor de luz. Si cuando está encendido, estamos felices; qué pasa entonces cuando está apagado?. Me hizo pensar que la única condición posible era ser feliz…siempre y en todo momento.

Pero resulta que afrontar las adversidades de la vida también es parte de nuestra naturaleza. Si creyéramos que sólo debemos ser felices, caeríamos en la trampa de la perfección ideal, por demás absurda. Para ser personas plenas necesitamos aprender a sobrellevar también los momentos amargos y difíciles. En lo personal, me gusta creer que pensar de forma realista es más productivo que pensar en positivo. Cito el concepto de felicidad del filósofo griego Aristóteles : “La eudaimonía (felicidad) es vivir en concordancia con la razón, satisfacer nuestro sentido de propósito, cumplir con nuestro deber cívico, cultivar la virtud y estar totalmente comprometidos con el mundo”. Su entendimiento de felicidad se acercaba mucho más a la idea de ‘plenitud’ que a un sentimiento autocomplaciente basado en el ‘placer’.

Por lo general, la felicidad se manifiesta en momentos súbitos y fugaces; mientras que la tristeza se lleva algo más de tiempo. Esto tiene sentido, pues representa un agudo contraste dentro de nuestras experiencias emocionales y porque debemos detenernos para aprender a manejar la desilusión, el fracaso e incluso la injusticia.

Las relaciones humanas se llevan su gran trozo de pastel. Qué otra experiencia puede ser más desordenada e impredecible que ésta?. Esta moderna felicidad ha disparado una especie de obsesión por el control, lo cual implicaría que la tristeza representa lo contrario. Esa es una de las causas por la cual amar hoy en día puede aportarnos una enorme dosis de plenitud; pero a la vez puede ser nuestra mayor fuente de angustia y desolación. Como si pudiéramos elegir estar felices o tristes!. Como si pudiéramos controlar los sentimientos de nuestra pareja!.

Los cambios drásticos también disparan todo tipo de reacciones, aumentan la ansiedad, el estrés e incluso a veces, el pánico. Es entonces cuando deberíamos plantearnos vivir con valentía y ser realistas, comprendiendo que la riqueza de la vida radica en una interacción entre claros y oscuros.

La tristeza es una emoción tan auténtica como la felicidad. De manera que, cuando nos sintamos afligidos, no intentemos apresurar el proceso de sanación emocional y conectémonos con los sentimientos que nos embargan. Cito a Marcel Proust: “Sanamos de un sufrimiento sólo al experimentarlo en su totalidad”.

Ánimo, Valientes!!

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No hay quinto malo…ni bueno

•14 octubre, 2011 • 4 comentarios

Aquí no estamos para juzgar, este es un espacio libre y  todos cabemos. El mundo que imaginaba John Lennon, ni más ni menos… Y, siendo así, me aventuro a decir:  El que esté libre de haber pedido alguna vez una segunda oportunidad, que lance la primera piedra…

Todos lo hemos hecho. La autojustificación de ‘borrón y cuenta nueva‘; de:A la segunda va la vencida‘ y de: ‘No hay quinto malo‘, la hemos usado infinidades de veces, en múltiples ocasiones . Y pienso que eso se debe a que todo ser humano real e imperfecto, es falible a lo largo y ancho de su biografía. Equivocarse y desear enmendarse va de la mano del conjunto de imperfecciones que somos todos, en esencia.

Luego, he aquí el dilema: Evidenciar y confrontar el fracaso ó seguir adelante con la frente en alto y las entrañas retorcidas?. Otra vez, no hay parámetros que evalúen quién ha sido más acertado ó más feliz. Pero, echémosle un vistazo a Elizabeth Taylor y su decena de matrimonios. Fue menos o más exitosa, famosa o feliz por ello?

El asunto es que desear recapitular y reinventarse es una necesidad. Dentro de los propios compromisos maritales, podemos encontrar  situaciones de: ‘ intentemos de nuevo!’.Y por que no?. Las parejas consolidadas se han jugado muchas cartas, muchas ganas y sobre todo, muchísimos anhelos ! Por supuesto que tienen que apostarle al ‘no hay quinto malo’, refiriéndose a la quincuagésima pelea doméstica de sus vidas.

Pero, cuando se trata de darle una oportunidad al pasado?. Es cierto eso de que al pasado hay que dejarlo allí, junto a los muertos?. Y si se trata de una historia que ha hibernado por diez años y despierta?.

Me pregunto por qué si hay amores imperecederos, como hablábamos en el tema anterior  de ‘la eterna llama del amor’; que han superado todos los detractores de la pasión, para seguir adelante como amantes de fuego, cómo podríamos aseverar que aquellos que han dejado a  su amor apasionado en algún bache del camino de la vida, no pudieran regresar a buscarlo cuando este, por fin, abre los ojos de nuevo?.

Algunos piensan que el amor madura con los años, que se hace fuerte con el tiempo, que aguarda paciente hasta que sale el sol; y quizás  esto tenga sentido. Otros, debaten que si al amor hay que regarlo a diario con esas pequeñas cosas simples que llenan el día a día, cómo es posible siquiera pensar en darle una segunda oportunidad al pasado que ha quedado en la aridez de la memoria?.

Yo digo que el amor no entiende de tiempos, no sabe conjugarlo. Él se nutre de emociones, de momentos intensos e inolvidables, de anhelos y  de recuerdos que alteran al alma. Luego, podríamos decir que el amor entiende un comino en qué tiempo vive y para dónde va.

Las oportunidades que nos damos para sentirnos felices, para justificarnos en este mundo, para decirnos: ‘ahora sí!’, para creer que las ilusiones pueden materializarse y para volver a sentirnos vivos con el alma radiante de gozo, son todas, absolutamente todas, válidas !.

Aquí, no es más afortunado el que llega primero; sino el que llega temprano, porque  no sólo nos da chance de mirar las posibilidades de frente; sino que además nos queda tiempo-  y el tiempo es importante!- para observarlas varias veces. Y si sólo entonces, en ese preciso instante, notamos que aquello que dejamos a mitad de camino puede ser la oportunidad que esperábamos para nuestro futuro?. Si alguien pensara que apostarle más de una vez a la misma carta, le proveerá un rotundo éxito, quién podría asegurar que no será así?… Nostradamus  murió hace un centenar de años  y todavía hay severas dudas acerca de sus vaticinios y aciertos.

El amor en los tiempos del cólera‘, de García Márquez, me hace pensar mucho en la capacidad infinita del amor, en su pasiva paciencia y en su cocción a fuego lento. El amor es mesura, es el mejor ejemplo del ‘poco a poco’.

Así que, no pensemos demasiado, ni nos condenemos, si le jugamos varias veces al comodín de intentarlo una vez más; o si creemos que volver la vista atrás y escudriñar el pasado nos traerá un sueño mil veces anhelado. No temamos equivocarnos y probar de nuevo!. No hay que sentirse pequeño por pedir perdón. Reconocernos como seres imperfectos, nos hace más grandes !

Yo sólo recomiendo, humildemente, arrimar el corazón y el alma en cada jugada. Cerrar los ojos y decir: ‘ Creí en esto porque sentí que era mi verdad, y nadie me ha confirmado aún que no lo sea’…

Así que, sigamos de pie, con la frente en alto y el corazón henchido y apostémosle al amor no una, ni dos….sino todas las veces que sean necesarias !.

La cuestión es amar, Señores….

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